Aprender a ser paciente
Un año más empiezo la temporada estrenándome en un cross internacional como el de Soria. Nuevamente, como viene siendo habitual desde que mi memoria de cross recuerde, es un prueba que será tenida en cuenta de cara a hacer la selección nacional para el Europeo de cross, que tiene lugar casi un mes después (8 de diciembre). Esto supone que será una cita con mucho nivel dado los intereses que hay en juego.
Yo llevo entrenando desde el 15 de septiembre. Tengo aún presente el dolor de piernas y lo que me costó meterme en esa disciplina de entrenar carrera a pie a diario, fuerza, técnica.. Y encima los típicos problemillas de inicio (gastroenteritis, anginas..). A pesar de estos parones y empezar tarde la temporada me encuentro entrenando bien, con buenas sensaciones y mejor aptitud. Esto me hacía pensar que podría estar en un primer o segundo grupo de españolas, no lejos de la cabeza debido a la falta de trabajo específico. Lo cierto es que a pesar de mis ganas de hacerlo bien los principios fisiológicos y de adaptación se anteponen a los deseos e ilusiones particulares, lo que me lleva a enfrentarme a una carrera en la que debo gestionar mi experiencia y tirar de recursos psicológicos aprendidos.
Recuerdo cuando solía ponerme en forma con pocas semanas y me plantaba en posiciones delanteras sin darme cuenta y sin valorar mi propio esfuerzo. Esos días atrás quedaron y no creáis que para mal. Muy al contrario solía afinar muy rápidamente pero no lograba encontrar una consistencia que me hiciera ser constante hasta el final de temporada.
Sin embargo, hace un par de años, parece que me cuesta más arrancar, poner en marcha la maquinaria (no se si me entendéis). No me revoluciono tan rápido sino que poco a poco voy metiendo las marchas necesarias y sirviéndome de cada competición para ir poniéndome a punto. Por supuesto que la metodología en el entrenamiento es la causante de todo pues mi trabajo de los primeros meses se basa mucho en el volumen y en la fuerza mientras que después de navidades las proporciones cambian y es cuando de verdad noto que empiezo a tener piernas.
Aún así a mí me gusta darlo todo en una competición. Una vez suena el pistoletazo de salida, añadido al efecto que el dorsal sobre el pecho confiere, no atiendo a razonamientos. Busco la cabeza aunque a los pocos kilómetros tengo que buscar una posición más rezagada en el grupo pues asumo que el ritmo de cabeza no es soportable por mucho más tiempo. Llego a meta esprintando por mejorar algún puesto si tengo la posibilidad y rápidamente busco en las listas tiempos y referencias con las mejores.
Cada año es lo mismo, se trata de tener paciencia y seguir realizando un trabajo que sé que da sus frutos si se hace de la manera adecuada.. aunque para eso aún queda mucho.