Filosofía de vida
El pasado fin de semana tuve la oportunidad de conocer desde dentro un mundo a priori sencillo que en realidad puede ser muy complejo. Una complejidad bella y armoniosa, una forma de vida y un estilo de hacer las cosas.
En cada acción que realizamos podemos expresar quienes somos. Esto es lo que Pedro Mercado, propietario de la bodega extremeña Pago Los Balancines me ha dejado ver en mi primera visita a sus viñedos. Acompañado de algunas de las personas más cercanas de un equipo competente y alegre, he conocido (y probado) las diferentes variedades de uvas, hasta 9 tipos diferentes; tempranillo, chardonnay, petit verdot , cabernet sauvignon, merlot, syrah, garnacha, bruñal y graciano. He comprobado cómo trabajan una tierra difícil por su pedregosidad pero al mismo tiempo benévola a la hora de guardar la humedad mientras me explicaban algunas de las más de 200 formas de cultivar las vides. La elección de una forma u otra de cultivo dependerá no sólo de las condiciones climatologícas de la zona, orografía etc sino también del rendimiento a corto o largo plazo que queramos sacar de la planta. Así, un viñedo podría “hacerse viejo” a los 25 años, mientras que con otro tipo de aprovechamiento podría llegar a los 100 años.
La complejidad a la hora de vendimiar en el momento oportuno y de adecuar el horario de transporte son importantísimos para que la uva llegue fresca a la bodega, de no ser así el esfuerzo de todo un año habrá sido en vano porque en palabras de Pedro “no podemos hacer magia”. Es Pedro el que toma las decisiones más importantes en su bodega, decide cuando recoger y en qué zonas se recogen porque aquí no se aprovechan los jornales de los vendimiadores recogiendo toda la plantación de una vez, sino que se hace una recogida selectiva, únicamente de las piezas que han alcanzado los valores de azúcares y polifenoles (si no recuerdo mal) exigidos.
Los secretos de bodega me son desconocidos, tiempos de maduración, temperaturas, materiales… Desde 2006 lleva abierta esta bodega y ya algunos de sus vinos están entre los mejores y no es de extrañar pues yo misma he vivido de cerca el mimo y cariño con el que se hacen las cosas aquí dentro. Agricultura ecológica, respeto por el medio ambiente, búsqueda de calidad frente a cantidad, gusto por la naturaleza, el deporte y el arte pero ante todo enorgullecerse de la alta calidad que los vinos de la Ribera del Guadiana pueden alcanzar.
Esta “visita oficial”, para la foto y de cara a los medios es desde luego para mí mucho más; no sólo he aprendido del mundo del vino, me han acercado a él enseñándomelo desde dentro trasmitiendo tanta pasión y cariño que ha ahondado en mí la necesidad de estimular mis sentidos; la caída del vino en copa, su color, su aroma, su sabor en boca…
Sin lugar a dudas una experiencia que recomiendo a todo aquel curioso sediento de nuevos conocimientos y ávido de aprendizajes enriquecedores.
*Agradecimiento especial a Pedro Mercado por compartir algunos de sus conocimientos, Aurora Ochoa, Miguel Rodriguez, Jose Antonio Vicente, Nico.. y todo el equipo!