El sábado 21 de julio gané la 29º edición del Triatlón de Antella. Una prueba mítica del calendario por donde han pasado grandes del triatlón español. Nuestra presencia (Jaime Menéndez de Luarca y yo), se la debemos a la invitación de la organización y club local, que celebraban con está edición su 30º aniversario.

Para mi, ha sido una ocasión excepcional para empezar a medir mis fuerzas. Es la primera prueba que pensaba en disputar desde el pasado marzo y me sirve como referencia para empezar a medir mi nivel y conocer aspectos que debo mejorar. Muy buen punto para seguir trazando la dirección de los próximos pasos.

La prueba

La prueba es magnífica, 1.200 metros de natación, 32 en bici y 8,2 km de carrera a pie, sin drifting y por un recorrido espectacular, nadando por el Júcar a una vuelta donde logré salir en 5ª posición.

En bici, 2 repechos, uno alto, de unos 4 km, en cuyo inicio prácticamente me pongo en cabeza sin saberlo debido a la cantidad de triatletas a los que voy adelantando. Eramos más de 500 inscritos y la categoría femenina salimos en la última tanda, pero en todo momento los adelantamientos son muy fluidos. Me sentí muy a gusto y se respetó el no hacer drafting.

El segundo repecho es una subida corta pero empinada a la presa. Y el resto del trazado es divertido (territorio comanche). Finalmente, el recorrido a pie donde el pueblo se volcó, llevándote en volandas.

Conclusiones

He disfrutado mucho este fin de semana, compartiendo la experiencia con mi marido y con alguno de sus deportistas como Jordi Pascual, el responsable de traernos). Y compartiendo podium con grandes triatletas de la zona, Cristina de la Torre y Vanesa Iglesias. Tenéis todos los detalles de la prueba en este enlace.

Y como siempre agradecer a la organización, Guardia Civil, Ambulancias y voluntarios su trabajo que hacen viable estos eventos. En especial tengo que agradecer a los pilotos de la moto que me abría paso, Emilio Aguayo y Natalia Bermúdez, puesto que a falta de 7-8 km en bici estaba prácticamente retirada por un pinchazo que no tenía con qué arreglar, pero me animaron a seguir despacio a T2.

Supongo que el triatlón es eso, tal y como ellos lo entendieron: rehacerse y seguir pase lo que pase.