Sonia Bejarano en el Cross de Alcobendas 2015
El circuito de Alcobendas es uno de los más exigentes del calendario.
Esta exigencia no se traduce para mí en sus subidas y cambios de desnivel sino, debido a mi altura, a la dificultad añadida que reside en los trazados de curvas sinuosas y cerradas. Me resulta complicado mantener mi trayectoria por lo que fuerzo mis apoyos para permanecer por el interior de las mismas.
En esta ocasión, me he sentido especialmente incómoda, sin capacidad para adaptarme como otras veces al trazado de la carrera. Esta incomodidad la he acusado sobre todo en la imposibilidad de arriesgar en los apoyos como suelo hacer en las disciplinas de cross. La diferencia es abismal cuando un deportista se “ha lanzado” en una bajada o ha entrado atacando en una curva, que cuando se está protegiendo del terreno. En el primer caso, adquirirá una ventaja de valiosos segundos que se acumulan en el tiempo final.
En cada competición debemos hacer frente a las dificultades que aparezcan. El pasado domingo en el Cross de Alcobendas 2015 tuve que enfrentarme a una situación que se alejaba de lo que había visualizado.
Tras el disparo de salida, se formó en cuestión de 1 km de carrera el grupo de extranjeras favoritas y con ellas un grupo nutrido de 7 españolas donde me encontraba convenientemente instalada. Sin embargo, mis fuerzas no terminaban de acompañarme y el objetivo que tenía en mente parece que se resistiría; mantenerme en esa posición hasta la vuelta final, donde quería aumentar el ritmo en progresión.
Diana Martín subió el ritmo y detrás Lidia Rodriguez, Marta Silvestre, Elena Grimau y Nuria Lugeros la siguen mientras que yo cedí unos 5 metros que se tradujeron en 10 metros en la siguiente vuelta.
Me encuentraba bastante pesada y no era capaz de cambiar para recortar esos metros y volverme a meter en la pelea de los primeros puestos de las españolas.
El terreno no me ayudaba y no lograba encontrar buenas sensaciones. Sin embargo, sigo con mi marcha, animándome y traduciendo mi esfuerzo en metros que seguía abriendo al grupo de detrás, aunque ya estaba descolgada del grupo cabecero.
Iba aumentando mi distancia con el grupo perseguidor, a excepción de Azucena Díaz que como yo, se había quedado en tierra de nadie, pero logró darme alcance de manera que corrimos algunos metros bastantes juntas.
El grupo de cabeza nos había abierto bastante hueco por lo que, Azucena y yo no nos jugábamos ya la selección para el Europeo… sin embargo, ninguna quería dar su puesto por vencido y exprimimos nuestras fuerzas lo mejor que supimos. Yo podía recortarle algo en las subidas… aunque en la zona de curvas, volvía a escaparse.
De este modo, con los ánimos de la gente jaleando, afronté los últimos metros de la prueba de 8 km. Logré terminar en el puesto 14º de la clasificación general y 8ª posición de las españolas.
Una vez más, la competición me ha puesto a prueba y aunque a veces el resultado no sea el que crees merecer, siempre sirve para seguir avanzando y afianzándote en tu objetivo final.
En cada competición hay que luchar aunque la situación no sea la más favorable o la imaginada.
Es quizás una mentalidad y una forma de enfrentarse a la competición y a la vida en general pues nunca podremos controlar todos los factores que nos rodean, tan sólo adaptarnos a ellos y poner todo nuestro empeño en superarlos.
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